En la actualidad en el ámbito de la sociosanitario es necesario hacer frente a importantes retos. En particular podemos destacar tres de ellos: el envejecimiento de la población, la crisis económica y los derechos de los pacientes más vulnerables.
Es un hecho el cambio demográfico producido en las últimas décadas en la sociedad española y, en general. En Europa el progresivo envejecimiento de la población es patente; además, los mayores y las personas vulnerables en general constituyen un sector de la población con una alta prevalencia de enfermedades y de dependencia funcional, lo que condiciona una importante sobrecarga económica para los sistemas social y sanitario de un país. La tasa de mortalidad por edad sigue descendiendo, mientras que, a su vez aumenta la tasa de morbilidad hospitalaria, por lo que se produce un crecimiento de la población de edad en situación de fragilidad, con enfermedades crónicas y degenerativas, lo que da lugar a un aumento del gasto sociosanitario en relación al incremento del índice de dependencia y del consumo de servicios sanitarios. A lo que hay que añadir, que tras el estallido de la crisis económica, que fuerza a atender las necesidades señaladas con una fuerte reducción de los presupuestos públicos, la sostenibilidad financiera de los sistemas de salud ha entrado de lleno en el debate.
Este nuevo contexto, ha llevado en los últimos años a una toma de conciencia sobre la necesaria (y urgente) adaptación de los sistemas de salud, de manera que se garantice el acceso a una atención sanitaria de calidad por parte de la población de mayor edad y de los que están en situación de vulnerabilidad, lo que incluye no solo el tratamiento en sí, sino también la prevención, así como una mayor monitorización y los cuidados en general. A lo anterior se suma el hecho de una creciente expectativa de la población en cuanto al aumento en la calidad de la atención sanitaria que reciben. Así, sostenibilidad, eficacia, eficiencia y calidad se convierten en elementos clave a la hora de abordar los temas sanitarios.
Las nuevas tecnologías constituyen una herramienta básica para hacer frente a la realidad demográfica y a la mejora de la eficiencia y sostenibilidad del sistema descrito. Desde hace algunos años se viene insistiendo desde diversas instancias (tanto europeas, como nacionales y regionales) en la necesidad de incorporar la telemedicina en los sistemas de salud. La aplicación de soluciones de salud electrónica para la gestión de crónicos, dependientes y vulnerable, reducción de tiempos de hospitalización, eliminación de barreras geográficas o mejora del acceso a especializaciones, son algunas de las ventajas que se señalan y que se van abriendo paso en nuestros sistemas sanitarios. La implantación de la e-salud no ha avanzado tan rápido como se preveía, si bien el mercado de la salud electrónica tiene un fuerte potencial a pesar de la crisis económica. El amplio uso del acceso a internet de banda ancha y el uso de dispositivos móviles inteligentes va a suponer en los próximos años un fuerte impulso a la generalización de las TIC en el entorno sociosanitario y la utilización de herramientas de salud electrónica.
Surgen, por tanto, una serie de interrogantes que deben ser abordados desde un espectro científico y que constituyen el punto de partida del presente proyecto: los cambios en una relación médico-paciente mediatizada por las TIC; autonomía y consentimiento en pacientes vulnerables; derechos de las personas y atención sanitaria en el final de la vida; salud pública y envejecimiento; derecho y ética en las tecnologías sanitarias; telemedicina (acceso móvil a las historias clínicas digitalizadas, receta electrónica, aplicaciones móviles médicas…), entre otros.
En todas ellas, el elemento central lo juega el individuo/paciente y sus derechos, que es el eje sobre el que se vertebra el presente proyecto, si bien con especial atención al paciente vulnerable.